" LUCIA HIZO MI VIDA Y LA DE TANTOS OTROS MÁS FELIZ"

MI HISTORIA CON LUCÍA

Como se despide a alguien que se quiere mucho? Cómo se despide a alguien al que no se quiere dejar partir?

Hace poco más de 4 años llegaba al trabajo y me avisaban que Lucia Barbosa, por pedido especial (porque no alcanzaba la edad), quería empezar teatro. El miedo y la emoción me hicieron una ensalada en la panza ese día. No sabia si a ella le iba a gustar, si yo estaría a la altura de semejante desafío, si iba a poder estar a su altura! Me animé, les dije que si. A la tarde siguiente llegaron las dos, su mamá Graciela y "la Lucy" en upa. Se acomodaron en el piso y yo empecé la clase con las presentaciones al grupo. Resultaba que el grupo de chinitos la tenía mucho más clara que yo. Sabían de Lucía, de su cuerpo, de sus cuidados y de las ganas que tenían todos de jugar. Nos hicimos amigos, todos. Con el correr de las clases la mamá dejó de venir y me confío al "bicho canasto" sin dudarlo. Nos hicimos tatreros.
Con el correr del tiempo, me habitué a ella, a su presencia, a su cariño, a su sordera. Desistí de querer enseñarle a pronunciar las "erres" y me acostumbré a su pronunciación afrancesada, al saludo de "señoguita", a las muecas, hasta aprendí las canciones de Abel Pintos porque ellas me las cantaba. También entendí de sus días malos, sus dolores, su cansancio.
Lucía padecía Osteogénesis Imperfecta, mejor conocida como "huesos de cristal", una enfermedad muy compleja que limitaba su crecimiento y desarrollo. Sus huesos se volvían tan frágiles como un cristal. Lucía pasaba temporadas con yeso por alguna quebradura y se ufanaba al frente de sus compañeros de la cantidad que había tenido!!! Lucía casi no faltaba a teatro, cuando el cuerpo se lo impedía participaba hasta de oyente, pero no faltaba! Me acostumbré a Lara, inseparable cuidadora, a todas las "tías" que la venían a buscar después de clase y se les hacían un lío las manos y los nervios cuando "la cargaban" al auto!
El tiempo también trajo otras cosas, apareció el "Sr Oxigeno", que menos mal que tenía un carrito propio así lo "tirabamos" de acá para allá. Aparecieron las bacterias que a veces impedían que la Lucy viniera a clase en Invierno. Pero la voluntad, el humor que la caracterizaban nunca menguó, ni siquiera en los días malos.

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