En verano suele incrementarse el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por alimentos, debido a que por las altas temperaturas y la humedad ambiente estos productos son más susceptibles al desarrollo microbiano.
Por este motivo, durante la temporada de calor, es necesario extremar los cuidados al momento de preparar, cocinar y almacenar los alimentos como una manera más de cuidar la salud.
Para evitar las enfermedades transmitidas por alimentos, el Departamento de Bromatología recomienda:
Antes de salir
Planificar las compras: Realizar un listado de lo que se va a comprar, considerando si se cuenta con espacio suficiente para almacenar los alimentos que requieran refrigeración. Seleccionar el establecimiento donde realizar las compras.
Verificar el orden y limpieza de las instalaciones del local en general, como así también la higiene del personal. Verificar la ausencia de animales domésticos en el local de ventas.
En el carrito
Asegurarse que las frutas y verduras no estén golpeadas ni dañadas, que se encuentren ubicadas sobre una superficie que les permita estar elevadas del suelo. Elegir frutas de estación. Almacenar por separado los vegetales que contienen tierra. Observar fecha de vencimiento de los productos. No comprar los que no tienen fecha de elaboración, marca o número de registro, ni productos cuyos envases se encuentren dañados. Lo conveniente es empezar por los productos que no son de alimentación, ya que no presentan problemas de conservación. Es útil comenzar llenando el carrito con productos que no se van a romper y que pueden soportar el peso del resto de la compra. Hay que adquirir los alimentos que no necesiten frío y que puedan mantenerse a temperatura ambiente. Entre ellos, los alimentos líquidos esterilizados que se almacenan en cajas (leche), las latas o botellas de bebidas varias, conservas, etc. A continuación, se compran los alimentos refrigerados, es decir, los que necesitan frío (lácteos, pescado, carne), estos deben estar fríos al tacto y los incorporaremos al carro juntos: al hallarse todos en el mismo espacio, el contacto con el aire caliente es menor y mantienen el frío durante más tiempo. Por último, se adquieren los congelados, que deben encontrase completamente duros la tacto. Deben ponerse en la misma zona donde se colocan los alimentos refrigerados, ya que así el frío se conserva más tiempo y se mantienen las condiciones de refrigeración.
En el traslado
Desde el momento de la adquisición debe transcurrir menos de media hora (en invierno puede extenderse hasta una hora y media) hasta el regreso al hogar. No se debe utilizar nunca el vehículo o lugar de trabajo como almacén de alimentos frescos o refrigerados si no se dispone de una heladera donde guardar transitoriamente la compra.
En el Hogar
Ni bien se llega al domicilio acomodar rápidamente en la heladera los productos refrigerados y congelados. Descongelar los alimentos en la heladera y los pequeños en el microondas, nunca hacerlo a temperatura ambiente. Una vez descongelados consumirlos en el día, y no volverlos a congelar. No dejar alimentos fuera de la heladera aunque sea por periodos cortos de tiempo. Lavarse las manos después de tocar alimentos crudos, basura, animales, después de ir al baño, y antes de comer o preparar alimentos. Limpiar y desinfectar las mesadas, tablas, cuchillos, y otros utensilios antes y después de preparar alimentos. Utilizar agua potable para cocinar los alimentos.
Ante la aparición de síntomas como diarrea, vómitos y/o dolor abdominal evitar la manipulación de alimentos y dirigirse al centro de salud más cercano.
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